Me observas desde tu serena quietud,
cómplice de mi juego secreto,
del que ambos desconocemos su desenlace, pero atrapa y fascina,
como una tarántula púrpura en las arenas de mi ombligo.
A ratos enciendo el deseo sin saber como apagarlo,
pero tu, desde mi ventana muda,
me acaricias el pelo para hacerme caer al sueño.
Como un vagabundo,
te contemplo esperando esa voz,
que corrija mis actos desordenados.
Pero no llegas jamás ha decirme nada.
Esperas sabiamente,
desde tu mecedora de espuma y sal, que te abrace.
Que moje mi cuerpo con tus cabellos y me hunda en tu profundo silencio para siempre.
Eres mi madre, mi amante y mi herida de coral.
La resurrección y la muerte.
La llave azul de mis pecados ocultos.
Infinitamente, sola y triste.
cómplice de mi juego secreto,
del que ambos desconocemos su desenlace, pero atrapa y fascina,
como una tarántula púrpura en las arenas de mi ombligo.
A ratos enciendo el deseo sin saber como apagarlo,
pero tu, desde mi ventana muda,
me acaricias el pelo para hacerme caer al sueño.
Como un vagabundo,
te contemplo esperando esa voz,
que corrija mis actos desordenados.
Pero no llegas jamás ha decirme nada.
Esperas sabiamente,
desde tu mecedora de espuma y sal, que te abrace.
Que moje mi cuerpo con tus cabellos y me hunda en tu profundo silencio para siempre.
Eres mi madre, mi amante y mi herida de coral.
La resurrección y la muerte.
La llave azul de mis pecados ocultos.
Infinitamente, sola y triste.
Jaime López
5 comentarios:
Um poema religioso pleno de sabedoria. Um bom dia a você, Yayá.
eres mi poeta ,tus palabras me inundan de felicidad y tus ojos me salvan de un mar revuelto.
eres mi poeta,tus miradas me salvan de este mar embravecido que es a veces este mundo y del que me salvas de morir ahogada.
Muy bello Jaime, presiento que las vacaciones te inspiraron :)
Gracias por compartir,
Myriam
Gracias a vuestros comentarios, sois muy generosas.
:-)
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