FLASH DE NOVEDADES:

Citas de Heinrich Heine: "Si quieres viajar hacia las estrellas, no busques compañía" █ "Los sabios emiten ideas nuevas; los necios las expanden". █ "La verdadera locura quizá no sea otra cosa que la sabiduría misma que, cansada de descubrir las vergüenzas del mundo, ha tomado la inteligente resolución de volverse loca". █ "Allí donde se queman los libros, se acaba por quemar a los hombres". █ "Un amigo me preguntaba porqué no construíamos ahora catedrales como las góticas famosas, y le dije: Los hombres de aquellos tiempos tenían convicciones; nosotros, los modernos, no tenemos más que opiniones, y para elevar una catedral gótica se necesita algo más que una opinión."

Ciudadanos de Babia

4.4.11

Cuando Wendy creció (Fragmento de Peter Pan)

(...)

Y entonces una noche se produjo la tragedia. Era primavera y ya se había acabado el cuento por esa noche y Jane estaba ya dormida en su cama. Wendy estaba sentada en el suelo, muy cerca del fuego, para poder ver mientras zurcía, pues no había ninguna otra luz en el cuarto, y mientras zurcía oyó un graznido. Entonces la ventana se abrió de un soplo como en otros tiempos y Peter se posó en el suelo.
Estaba exactamente igual que siempre y Wendy vio al momento que todavía conservaba todos sus dientes de leche. Él era un niño y ella era una persona mayor. Se acurrucó junto al fuego sin atreverse a hacer ningún movimiento, impotente y culpable, una mujer adulta.

-Hola, Wendy-dijo él, sin notar ninguna diferencia, pues estaba pensando sobre todo en sí mismo y a la escasa luz su vestido blanco podría haber sido el camisón con que la había visto por primera vez.
-Hola, Peter -replicó ella débilmente, encogiéndose todo lo posible. Algo en su interior clamaba: «Mujer, mujer, suéltame.»
-Eh, ¿dónde está John? -preguntó él, echando en falta de repente la tercera cama.
-John ya no está aquí -dijo ella con voz entrecortada. -¿Michael está dormido? -preguntó él, echando un vistazo por encima de Jane.
-Sí -respondió ella y entonces sintió que estaba siendo desleal a Jane además de a Peter.
-Ése no es Michael -dijo rápidamente, no fuera a ser castigada.
Peter miró con más atención.
-Eh, ¿es alguien nuevo?
-Sí.
-¿Chico o chica?
-Chica.
Ahora tendría que entenderlo, pero nada.
-Peter -dijo, vacilando-, ¿estás esperando que me vaya volando contigo?
-Claro, por eso he venido.
Añadió con cierta severidad:
-¿Has olvidado que hay que hacer la limpieza de primavera?
Ella sabía que era inútil decirle que se había saltado muchas limpiezas de primavera.
-No puedo ir -dijo en tono de excusa-.
Se me ha olvidado cómo volar.
-No tardo nada en volver a enseñarte.
-Oh, Peter, no malgastes el polvillo de las hadas en mí. Se había levantado y por fin lo asaltó un temor. -¿Qué pasa? -exclamó, encogiéndose.
-Voy a encender la luz -dijo ella-, y entonces lo verás.
Casi por única vez en su vida, que yo sepa, Peter se sintió asustado.
-No enciendas la luz -gritó.
Ella revolvió con las manos el pelo de aquel niño trágico. Ya no era una niña desolada por él: era una mujer adulta que sonreía por todo ello, pero con una sonrisa llorosa.
Luego encendió la luz y Peter lo vio. Soltó un grito de dolor y cuando aquel ser alto y hermoso se inclinó para cogerlo en brazos se apartó rápidamente.
-¿Qué pasa? -volvió a exclamar.
Ella tuvo que decírselo.
-Soy mayor, Peter. Tengo mucho más de veinte años. Crecí hace mucho tiempo.
-¡Prometiste que no lo harías!
-No pude evitarlo. Soy una mujer casada, Peter.
-No, no es cierto.
-Sí y esa niña de la cama es mi hija.
-No, no lo es.
Pero supuso que lo era y se acercó a la niña dormida con el puñal levantado. Naturalmente, no lo clavó. En cambio, se sentó en el suelo y se echó a llorar y Wendy no supo cómo consolarlo, aunque en tiempos podría haberlo hecho con gran facilidad. Ahora no era más que una mujer y salió corriendo de la habitación para tratar de pensar.
Peter siguió llorando y sus sollozos no tardaron en despertar a Jane. Se sentó en la cama y le picó la curiosidad al instante.
-Niño -dijo-, ¿por qué lloras?
Peter se levantó y le hizo una reverencia y ella le hizo una reverencia desde la cama.
-Hola -dijo él.
-Hola -dijo Jane.
-Me llamo Peter Pan -le dijo.
-Sí, ya lo sé.
-He venido a buscar a mi madre -explicó él-, para llevarla al País de Nunca jamás.
-Sí, ya lo sé -dijo Jane-. Te he estado esperando.
Cuando Wendy regresó tímidamente se encontró a Peter sentado en el barrote de la cama graznando a pleno pulmón, mientras Jane volaba en camisón por el cuarto en solemne éxtasis.
-Es mi madre -explicó Peter y Jane descendió y se puso a su lado, con la expresión en la cara que le gustaba que tuvieran las damas cuando lo miraban.
-Le hace tanta falta una madre -dijo Jane.
-Sí, lo sé -admitió Wendy bastante abatida-, nadie lo sabe mejor que yo.
-Adiós -le dijo Peter a Wendy y se alzó por los aires y la desvergonzada Jane se alzó con él: para ella ya era la forma más cómoda de moverse.
Wendy corrió a la ventana.
-No, no -gritó.
-Es sólo para la limpieza de primavera -dijo Jane-. Quiere que le haga la limpieza de primavera para siempre.
-Ojalá pudiera ir con vosotros -suspiró Wendy.
-Pero es que no puedes volar -dijo Jane.
Naturalmente, al final Wendy los dejó partir juntos. Nuestra última mirada nos la muestra en la ventana, contemplándolos mientras se alejan por el cielo hasta hacerse tan pequeños como las estrellas.

A medida que observáis a Wendy podéis ver cómo se le va poniendo el pelo blanco y su figura vuelve a ser pequeñita, pues todo esto pasó hace mucho tiempo. Jane es ahora una persona mayor corriente con una hija llamada Margaret y al llegar la limpieza de primavera, salvo cuando se le olvida, Peter viene a buscar a Margaret y se la lleva al País de Nunca jamás, donde ella le cuenta historias sobre él mismo, que él escucha con avidez. Cuando Margaret crezca tendrá una hija, que a su vez será la madre de Peter y así seguirán las cosas, mientras los niños sean alegres, inocentes e insensibles.


  James Mathew Barrie
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