FLASH DE NOVEDADES:

Citas de Heinrich Heine: "Si quieres viajar hacia las estrellas, no busques compañía" █ "Los sabios emiten ideas nuevas; los necios las expanden". █ "La verdadera locura quizá no sea otra cosa que la sabiduría misma que, cansada de descubrir las vergüenzas del mundo, ha tomado la inteligente resolución de volverse loca". █ "Allí donde se queman los libros, se acaba por quemar a los hombres". █ "Un amigo me preguntaba porqué no construíamos ahora catedrales como las góticas famosas, y le dije: Los hombres de aquellos tiempos tenían convicciones; nosotros, los modernos, no tenemos más que opiniones, y para elevar una catedral gótica se necesita algo más que una opinión."

Ciudadanos de Babia

2.12.10

"Diccionario del diablo" de Ambrose Bierce #8

Hiena, s. Bestia reverenciada por algunos pueblos orientales, gracias a su costumbre de saquear los cementerios. Lo mismo hacen los estudiantes de medicina.
 
Hígado, s. Órgano rojo, de gran tamaño, que la naturaleza nos da
previsoramente para permitirnos ser biliosos. Los sentimientos y emociones que asientan en el corazón —como sabe ahora todo anatomista literario— infestaban el hígado según creencias más antiguas; e inclusive Gascoygne, hablando del costado emocional de la naturaleza humana, lo llama “nuestra parte hepática”. En una época se le consideró la sede de la vida; de ahí su nombre (en ingles “liver”, vividor). Para el ganso, el hígado es un don del cielo; sin él no podría suministrarnos el “paté de foie”.

Hipócrita, s. El que profesando virtudes que no respeta se asegura
la ventaja de parecer lo que desprecia.

Historia, s. Relato casi siempre falso de hechos casi siempre nimios
producidos por gobernantes casi siempre pillos o por militares
casi siempre necios.

Historiador, s. Chismoso de trocha ancha.

Hogar, amargo hogar.

Hombre, s. Animal tan sumergido en la extática contemplación
de lo que cree ser, que olvida lo que indudablemente debería ser. Su
principal ocupación es el exterminio de otros animales y de su propia especie que, a pesar de eso, se multiplica con tanta rapidez que ha infestado todo el mundo habitable, además del Canadá.
 
Homeópata, s. Humorista de la medicina.

Homeopatía, s. Escuela de medicina que está a mitad de camino
entre la alopatía y la Ciencia Cristiana. Esta última es muy superior a todas las otras, pues puede curar enfermedades imaginarias, cosa que resulta imposible a las demás.

Homicidio, s. Muerte de un ser humano por otro ser humano.
Hay cuatro clases de homicidio: felón, excusable, justificable y encomiable, aunque al muerto no le importa mucho si lo han incluido en una o en otra; la distinción es para uso de abogados.
 
Honorable, adj. Dícese de lo que está afligido por un impedimento
en su capacidad general. En las cámaras legislativas se acostumbra
dar el título de “honorable” a todos los miembros. V.g.: “El
honorable diputado es un perro sarnoso”.

Hospitalidad, s. Virtud que nos induce a alojar y alimentar a personas que no necesitan alojamiento ni alimento.
 
Hostilidad, s. Sentimiento exacerbado de la superpoblación terrestre. Puede ser activa o pasiva. Es activa, por ejemplo, la hostilidad de una mujer hacia sus amigas; y pasiva, la que alberga hacia todas las demás mujeres.

Huérfano, s. Persona a quien la muerte ha privado de la posibilidad
de ingratitud filial, privación que toca con singular elocuencia
todas las cuerdas de la simpatía humana. Cuando es joven, el huérfano es enviado a un asilo, donde cultivando cuidadosamente su rudimentario sentido de la ubicación, se le enseña a conservar su lugar. Luego se lo instruye en las artes de la dependencia y el servilismo y finalmente se lo suelta para que vaya a vengarse del mundo convertido en lustrabotas o en sirvienta.

Humanidad, s. La raza humana, colectivamente, con exclusión
de los poetas antropoides.

Humildad, s. Paciencia inusitada para planear una venganza que
valga la pena.

Humillación, s. Actitud mental decente y habitual en presencia
del dinero o el poder. Peculiarmente apropiada en un empleado cuando se dirige a su patrón.

Humorista, s. Plaga que habría ablandado la gélida rudeza de corazón del Faraón, incitándolo a liberar a los hijos de Israel y a mandarlos rápidamente a su país, con sus mejores deseos.

1 comentario:

Azote ortográfico dijo...

Me parece uno de los libros más inteligentes que he leído nunca. Y, ahora que está tan en boga la derrota del Barcelona al Madrid, me quedo sin duda con la definición de humildad.

Saludos.

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