¿por qué te has olvidado de mí?
Te acordaste del fruto en febrero,
al llagarse su pulpa rubí.
¡Llevo abierto también mi costado
y no quieres mirar hacia mí!
Te acordaste del negro racimo
y lo diste al lagar carmesí,
y aventaste las hojas del álamo
con tu aliento, en el aire sutil.
¡Y en el ancho lagar de la muerte
aún no quieres mi pecho oprimir!
Caminando vi abrir las violetas;
el falerno del viento bebí,
y he bajado, amarillos, mis párpados
para no ver enero ni abril.
Y he apretado la boca, anegada
de la estrofa que no he de exprimir.
¡Has herido la nube de Otoño
y no quieres volverte hacia mí!
Me vendió el que besó mi mejilla;
me negó por la túnica ruin.
Yo en mis versos el rostro con sangre,
como Tú sobre el paño, le di;
y en mi noche del Huerto me han sido,
Juan cobarde, y el Ángel hostil.
Ha venido el cansancio infinito
a clavarse en mis ojos, al fin;
el cansancio, del día que muere,
y el del alba, que debe venir;
¡el cansancio del cielo de estaño
y el cansancio del cielo de añil!
Ahora suelto la mártir sandalia
y las trenzas, pidiendo dormir.
Y perdida en la noche levanto
el clamor aprendido de ti:
Padre nuestro que estás en los cielos,
¿por qué te has olvidado de mí?
Gabriela Mistral
(1889 - 1957)
1 comentario:
Por segunda vez he leído este poema. Es bastante impactante. Casi da miedo. La forma de cambiar la oración es amenazante, una súplica, un reproche, todo dolor, y también rencor. No miedo porque vayan a caerle males ni nada por el estilo, sino porque no estamos acostumbrados a ver publicados con esa valentía lo que verdaderamente pensamos y sentimos muchas veces.
Es magistral el poema, aunque no comparta los sentimientos, comprendo el dolor que tuvo que sufrir esta mujer y la desesperación para escribirlo.
Me daría miedo hablar con una mujer así, tan determinante. Esa es la verdad.
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