Donde mis aguas circulan serenas
a cada instante,
guiadas por tu mano celestial fluyen:
salvajes, huecas, instintivas.
Desencadenando una tormenta de deseos oprimidos en mi pecho.
Ladera, valles, desiertos,
muslos, pechos, rodillas.
Sutil es el beso que surge de tus floreados labios,
haciéndome desembocar en tu delta prohibido.
Erosionándose nuestras pieles, cuerpo a cuerpo,
beso a beso, siglo tras siglo.
Mi fatiga es no tenerte cerca, soñarte muy lejos.
Bebo despacio de tus augustas aguas,
pues la sed me calma en silencio
y mis versos me traen tu recuerdo.
Jaime López
17 de diciembre de 2007
17 de diciembre de 2007
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