Todas las pequeñas cosas siempre tienen razón.
No reparamos en ellas hasta que nos atrapan el corazón. Porque estan ahí, esperando que las mires. Como un niño delante de su progenitor, ansioso de que unos poderosos brazos lo levanten del suelo. Nos miran las pequeñas cosas constantemente. Cotillean de nosotros con total libertad, pues no las vemos y mucho menos las oímos. Son constantes. En mi escritorio estoy rodeado de ellas. Por todas partes. Son singulares y complejas. Son pequeñas en común. Su naturaleza esta fundamentalmente compuesta de paciencia y amor que olvidamos con las prisas. Siempre las prisas. Solo los poetas y los niños pueden descubrirlas. En sus juegos y sus rimas. Pequeñas, mimosas, blanditas, juguetonas, tranquilas, soñadoras, primorosas... azar en la mirada.
Solo las pequeñas cosas siempre tienen razón.
©Jaime López.2007
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