Mis libros prestados llevan impreso mi nombre en lápiz.
Marchan un día de casa como emigrantes en busca de nuevas fortunas.
Nunca miran atrás. Se llevan un sabor agridulce entre sus páginas con tintes de traición.
YO soy el traidor.
Los invito a marchar a otras manos con otros ojos. {Los expulso}
Nadie sabe cuando volveran ni siquiera su nuevo amo.
Los libros prestados mueren de apatía en estanterias extrañas.
Su pulso se apaga. Sus recuerdos diluyen en sueños y bostezos.
Nunca volverán a mis manos, pero la vida como las letras... sigue caminando.
Con amor a todos los lectores de este blog.
©Jaime López.2007
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