No quiero que siga
quiero detenerla.
Llevo en mis manos
mil primaveras.
Míralas, por favor,
huélelas, siente la paz,
déjame que saque el cuchillo
de tus entrañas,
que la sangre que ves
solo es la herida,
la huella que dejó
cuando ayer saqué el mío.
quiero detenerla.
Llevo en mis manos
mil primaveras.
Míralas, por favor,
huélelas, siente la paz,
déjame que saque el cuchillo
de tus entrañas,
que la sangre que ves
solo es la herida,
la huella que dejó
cuando ayer saqué el mío.
No te asustes más,
que la noche ha pasado
y con paños de agua fría
alivié tu frente
para espantar la pesadilla.
La locura se fue.
No era la mía.
Que no merecemos el dolor
de nuestros corazones tiernos,
que yo te quiero quitar
el puñal que te hace sangrar
y desenmascarar.
Salir a la calle sin fingir
sin nada que curar ya.
2 comentarios:
Jaime, ¡qué sorpresa!
Me da vergüenza.
Gracias por tenerme en un concepto tan alto.
Fuerte abrazo.
Tus poemas son siempre bienvenidos aquí. Gracias por tu colaboración.
Un beso.
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