Ahora quiero hablar de esos extraños seres
que se cruzan con nosotros en las escaleras
o en el ascensor (si tenemos el privilegio
de vivir en una casa con ascensor).
Esos extraños seres cargados de bolsas de la compra,
como nosotros vamos también cargados
[con bolsas de la compra,
como nosotros también por las escaleras,
en la que nos cruzamos con esos extraños seres.
Esos extraños seres que viven al otro lado de los muros,
que producen ruidos extraños,
abren grifos, bajan
y suben persianas, discuten, eternamente discuten,
y sus hijos lloran en la noche,
mientras ellos tal vez sollozan de amor,
de un extraño amor en un extraño momento.
Ahora quiero hablar de esos rostros extraños
que intercambian saludos corteses,
que intercambian hoscos saludos, huraños gestos,
al cruzarse por las escaleras,
al coincidir en el ascensor
(si tenemos el privilegio
de vivir en una casa con ascensor).
Lorenzo Martín del Burgo - Nostalgia del infiníto
Cuadernos de la Selva Profunda. AMG Editor.
2 comentarios:
Que bueno yo tengo el privilegio de tener ascensor y la suerte de no hacerme falta pero me siento muy identificados en estos versos si si yo también soy un vecino.
si, es muy bonito compartir con los vecinos. A veces es muy importante cuando uno vive solo.
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