De tanto daño injustificado, de tanta necedad.
Me protege de rayo mal intencionado.
De la nube febril de marzo.
Del sol oscuro de un pasadizo de mi alma.
Me protege del beso deseado.
De la llama de fuego que me quiere quemar.
De la noche oscura, cuando me llama en mi soledad.
De la rutina quebrada, por un latido que viene y se va.
Me protegen mis versos, los silencios y el compás.
Me protege la memoria para no olvidar.
La gata de la ventana al maullar.
La rima y la niña que me las da.
Me protegen tantas cosas, que no las quiero dejar.
Jaime López
4 comentarios:
Empecé leyendo desde el escritorio de blogger (donde voy viendo las entradas de los blogs que sigo) y pensé: Qué maravilla de poema...A ver a qué autor nos ha traído hoy Jaime, y veo que has sido tú mismo, Jaime el autor, así que sólo me queda felicitarte por tan hermosas y sentidas letras.
Abrazos.
Muy buen poema.
Los versos siempre nos pueden proteger. Sí, así es.
Gracias por vuestras palabras.
Me alegra ver que no soy el único que siente el manto protector de la poesía.
Un abrazo.
Me gusta la idea pero no es uno de tus mejores versos aunque no digo que no sea completamente bueno sino que has hecho otros versos más redondos pero la idea es buena muy buena idea saludos y salud.
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