SE NOS HA MUERTO SALINGER

Ha muerto J.D. Salinger.

Discúlpenme pero voy a seguir respetando aun después de muerto todos sus deseos, que no fueron muchos para nosotros: sus lectores.

Salinger, al margen de ser un gran escritor, tal vez el escritor de la gran novela americana lo que fue algo nunca dicho, es mi escritor favorito, y jamás dejará de serlo. Ha sido vituperado, traicionado, y no pocos biógrafos, entre los que se hayan su propia hija, han intentado sacar provecho de su gran talento mediante la palabra centeno al relacionarla con su intimidad, palabra con la que fácilmente se relacionaría al escritor gracias a su obra más conocida.

Salinger no quería esto. Detestaba todo lo mediático y más aún a partir de la publicación de la novela que le haría famoso: El guardián entre el centeno.

Supongo que cada persona puede escoger su vida.

Quiso una vida antes que la fama. Escogió la intimidad. Nos dejó escoger sus libros por sus palabras, no por su imagen. Gracias, Sr. Salinger.

J.D. Salinger empezó a publicar sus historias en varias revistas y en el New Yorker y muy pronto y gracias a su talento le propusieron una compilación de todos sus relatos.

Salinger respondió que no, pues estaba trabajando en una novela, y ésta le haría famoso. Se trataba de The catcher in the rye, El guardián entre el centeno.

No se equivocó. Una vez publicada, esta novela que conviritió a Holden Caulfield en un adolescente mítico y a la vez muy real, con el que todos nos hemos sentido identificados, provocó mucha controversia: tremendas críticas positivas y radicalmente negativas. Y así todo el mundo hablaba de la novela que hoy todavía se estudia en los institutos, se conoce en España y se lee incluso en inglés aquí.

Holden es muy tierno. ¿Se han sentido alguna vez solos y a la vez han creído que venían de vuelta de todo y ni siquiera iban de ida y tenían la cabeza hecha un lío, no pudiendo remediar su tristeza ni estudiar y todo lo que los demás veían era un vago al que echaban de colegio en colegio? Pues les presento a Holden. Tan gracioso y amable. Solo quiere estar tranquilo con su hermana Phoebe, con nueve años, tan inteligente.

Y nadie es capaz de averiguar que todo lo que le ocurre es terrible: echa de menos a su querido hermano Alfie, que murió de cáncer meses atrás.

La novela, de gran humanidad y sensibilidad, llega hasta el corazón, y hace reír como pocos libros nos producen la carcajada.

Al parecer Salinger pidió algunas condiciones a las editoriales que todavía respetan, veremos por cuánto tiempo. Que sea por siempre, por favor. Por honor a él.

Estas condiciones fueron: que nada más en el libro aparecieran las letras con el título de la novela y con su nombre. Ninguna ilustración, faja editorial fuera que lo aderezase como mejor escritor de su época o mejor libro del año, etc..., ni tampoco ilustraciones ni reseñas.No se me antojan molestas sino humildes.

Se recluyó después. Se dijo que estaba en Canadá.

Quién sabría.....

Lo que sí sé es que publicó Franny & Zooey, un librito que podría ser una novela corta de dos capítulos o dos relatos cortos en un libro.

También Levantad carpinteros la viga del tejado & Seymour: una introducción . Nueve Cuentos también serían publicado. Esa fue toda su obra.

Su genialidad consistiría en que en esos tres libros repletos de relatos la familia Glass, con un matrimonio poco convencional y siete hijos superdotados serían retratados tan maravillosamente como si fueran encantadores y tan extraordinariamente como si pertenecieran a la misma familia de Salinger.

Todos ellos hacen llorar y a la vez dejan una sensación parecida a cuando deja de llover y huele a tierra de verdad y ves el arco iris por primera vez.

Así que, no sé qué harán de tus palabras, querido Salinger; si antes te traicionaron es muy probable que intenten vender, pero ya que no estás aquí estás libre de imagen cualquiera, de la rabia de los humanos. Ya no podrán pegar a tu puerta para molestarte y preguntar una y otra vez.

Ya no tendrán la imagen del escritor, sino al mito. Y tendremos tus libros maravillosos, que es lo que algunos no supieron comprender. Hubo muchos que hicieron lo mismo. Harper Lee, por ejemplo.

Tu maestría fue tu sencillez, esa forma de describir las cosas con detenimiento y dinamismo. Sabías que hasta el desorden esconde belleza. ¿Cómo sabías plasmar todo aquello?

Porque has sido uno de los mejores escritores de todos los tiempos, y haber descubierto tus libros me llena de una satisfacción que no puedo describir de otra forma: felicidad.

Gracias, muchas gracias, Sr. Salinger, por todo.

Descanse en paz. In memoriam.

Carolina Torrecilla García. Escrito en Málaga, el 28 de enero de 2010