El globo solar descendía lentamente envuelto en fuego mientras el cielo se teñía de mil tonalidades exquisitas que reposaban por unos momentos sobre el mar en un gozoso juego de plenitud y belleza, pero, solo unos minutos más tarde, la obscuridad se había adueñado de todo y en el horizonte un diminuto punto rojizo mostraba el lugar donde el sol, una vez más, había sido engullido por las sombras.
Es demasiado rápido, ningún pintor logrará nunca plasmar tanta belleza.
Pensé en la vida y en como a veces nos colma de placeres temporales y otras nos rodea de tinieblas, mientras, nos arrastra inexorablemente hacia el ocaso.
Àngels Nachón
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