Caminaba calle abajo con cuatro centimos en en bolsilloy me dije a mi mismo en voz baja -dios que hambre que tengo-a nadie le importaba, ni siquiera les importaban sus propias vidas.Entre en un apestoso mini-market y tras estudiar las posibilidadesforma-tamaño introduje una lata de atún en mi sucia chaqueta.Casi al salir, vi abrirse la puerta automática que dejó entraruna bocanada de aire libre e impune, algo me cojió por el hombro y pensé:"he estado a punto de lograrlo, no debí haberme quedado mirándole el culo a esa dependienta, el culo es una trampa para el hombre"Me giré y vi a esa especie de simio-guardia-hombre,le ofrecí una pequeña sonrisa. Me golpeó en la boca y me quitóla miserable lata de atún, me levanté confundido y salí ...caminé calle abajo y divisé una tienda de víveres pakistaní"aquí no hay culos", me dije entrando a la tienda.
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