¿Por qué me amenazas con tu yugo de envejecimiento sutíl?
Y no acercas a mí la lascívia de las amantes,
que puedan marcharme con su rojo carmín.
Yo intento estar en todos los instantes,
y lo único que hago es consumir,
un tiempo que sólo tú me has dado de desastres,
y te aseguro que en todo momento yo lo bebí,
pensando que era agua del Carmen,
que de mi desmayo me haría revivir,
De este mundo tan añil,
como lo has sabido concebir.
Salvador Maya
Blog del autor: LA NO INFINIDAD
1 comentario:
Un poema duro, hermoso, que llega a lo más hondo del ser humano.
El poeta es verdaderamente magnífico.
Gracias, Jaime, por darnos a conocer estos maravillosos poemas.
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