Nunca se había visto un asno en Kuichú, hasta el día en que un excéntrico, ávido de novedades, se hizo llevar uno por barco. Pero como no supo en qué utilizarlo, lo soltó en las montañas.
Un tigre, al ver a tan extraña criatura, lo tomó por una divinidad. Lo observó escondido en el bosque, hasta que se aventuró a abandonar la selva, manteniendo siempre una prudente distancia.
Un día el asno rebuznó largamente y el tigre echó a correr con miedo. Pero se volvió y pensó que, pese a todo, esa divinidad no debía de ser tan terrible. Ya acostumbrado al rebuzno del asno, se le fue acercando, pero sin arriesgarse más de la cuenta.
Cuando ya le tomó confianza, comenzó a tomarse algunas libertades, rozándolo, dándole algún empujón, molestándolo a cada momento, hasta que el asno, furioso, le propinó una patada. "Así que es esto lo que sabe hacer", se dijo el tigre. Y saltando sobre el asno lo destrozó y devoró.
¡Pobre asno! Parecía poderoso por su tamaño, y temible por sus rebuznos. Si no hubiese mostrado todo su talento con la coz, el tigre feroz nunca se hubiera atrevido a atacarlo. Pero con su patada el asno firmó su sentencia de muerte.
3 comentarios:
Interesante. Así que la enseñanza es que hay que guardarse un as en la manga y no enseñar lo poderosos o débiles que podamos ser para que siempre le quede la duda al enemigo, mmm. Me pregunto al amigo que nos dirían los chinos que hay que mostrarle.
Interesante el cuento y el comentario de Cyllan.
Creo que lo que quieren decir es que si nos mantenemos callados la mayoría del tiempo, observando y decimos lo estrictamente necesario, cuando es necesario y solo lo que es necesiario (algo así dijo Richeliu, pero tenía mucha razón)y te guardas o no el resto de tu estrategia, los demás pensarán que eres muyyyyyyyyy inteligente, poderoso y te respetarán.
O, al menos, si dice una cosas inteligentes y no dice todo lo que piensa.
Si muestras todas tus habilidades y fuerzas ya has mostrado todo sobre ti. Creen que son capaces de superarte. Todo reside en la observación. Y en pinchar un poco.
No era listo el tigre ni nada.
Muy pronto, otro cuento anónimo.
Estar atentas a su llegada.
Moraleja: Sin vuestros comentarios esto sería un jardín sin flores.
Publicar un comentario