atrás quedo el valle,
la mansión de las yedras,
aquel día se secó la fuente
que brotaba entre las piedras.
Sentí tristeza abandonando
el hogar de mis mayores,
partía, hacia nuevos horizontes,
el aire llevaba a mis sentidos
mundos de amores y placeres.
Bordeando el camino de los tilos,
crucé la puerta, iniciando otro destino,
cuan largo fue el trayecto,
tuve miedo de morir en el intento,
encontré temores, mentiras, crueldades,
sólo me abrazaron las nieblas y el viento
Fue tal mi desengaño
que en un rincón solitario,
dejé espejismos, quimeras
y fantasías de antaño.
Hay dolor en la punta de mis dedos,
me lastimó una rosa
al robarle su fragancia,
era una noche clara
y como un ladrón en acecho
vi. que la rosa lloraba.
Lloraron también mis ojos,
no encontré lo que esperaba,
volví por el camino de tilos
hasta mis valles, a mi hermosa casa,
aquellos adioses, se perdieron en la nada.
Delante de mi tenía
todo lo que afuera buscaba.
Montserrat Torra
2 comentarios:
Monserrat, es un poema dulce aunque algún verso refiera amargura, y con mucha claridad y esperanza. Es muy bello. Me ha gustado mucho. La foto es preciosa. Querría entrar en ese paisaje y estar allí mil años porque es realmente Babia, la paz y la tranquilidad y todo lo bueno del mundo.
Es más, diría que es tu corazón.
Precioso.Besos.
Qué bello poema, Montse.
Sé que no estas pasando por un buen momento por motivos de salud, pero eres muy fuerte y pronto estarás como un clavel.
Te echamos de menos en el Taller de literatura.
Besos.
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