"Su jovialidad, sus chistes, su carpe diem, no eran bien vistos por aquellos represores femeninos, como los catalogaba. Encontró en mi a un hombre serio, tímido, con pocos amigos y muy casero. Pasábamos los fines de semana en mi apartamento o sino en el suyo. Comportándonos como unos locos en un carnaval, descifrándonos como amantes en cualquier lugar, esperando a que el tiempo avalara cada uno de nuestros deseos."
A CABALLO REGALADO...
(Se requiere acrobat reader para su lectura)
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