La intertextualidad es un concepto literario definido por la crítica en
el siglo pasado, que se refiere al hecho de que cada texto se relaciona
con otros. No hay obra cerrada y autónoma: todas evocan, de manera más o
menos explícita, temas, estilos, estructuras de otras; todas incorporan
-mediante la
cita, la alusión, la imitación, la parodia o la ironía- expresiones
artísticas anteriores. En pocas palabras, toda obra es un
diálogo con otras, las pasadas y las por venir.
Aquí, dos ejemplitos de intertextualidad en la disfrutable forma de
microrrelatos:
"El cuervo preparado", de Álvaro Yunque, con la célebre fábula
del zorro y el cuervo
El Cuervo, subido a un árbol, estaba no con un queso según dice la
fábula clásica, sí con un sangriento pedazo de carne en el corvo pico.
Llegó el zorro. El olor lo hizo levantar la cabeza, vio al cuervo
banqueteándose, y rompió a hablar.
—¡Oh, hermoso cuervo! ¡Qué plumaje el tuyo! ¡Qué lustre!
¿No cantas, cuervo? ¡Si tu voz es tan bella como tu reluciente
plumaje, serás el más magnífico de los pájaros! ¡Canta, hermoso cuervo!
El cuervo se apresuró a tragar la carne, y dijo al zorro:
—He leído a La
Fontaine.
"Lot", de Olga Harmony, de ecos bíblicos
¡Qué tedio puede llegar a padecerse al lado de un justo!
Todos
se divierten en Sodoma, menos en esta familia en la que tanto
se teme al pecado.
Y, exasperada, la mujer de Lot prosiguió su soliloquio:
—¿Es que nada vendrá a darle sabor a mi vida?
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