otros niños, en su visita a la delirante fábrica de chocolate del Sr. Wonka, un personaje tan peculiar como su propia factoría en la que trabaja toda una tribu de pigmeos africanos. Allí se elaboran las más exquisitas golosinas que puedan imaginarse (caramelos eternos que jamás se desgastan, chicles que nunca pierden el sabor... todo ello producto de una tecnología altamente desarrollada).
La aventura es vivida por cinco niños que representan algunos de los estereotipos infantiles más comunes: el goloso (un niño obeso que solo vive para comer), el caprichoso (una niña cuyos padres le conceden todo aquello que se se le antoja) , el alienado (un chico obsesionado con la televisión), la maniática (una niña cuyo objetivo en la vida es batir el record de mascar chicle) y por último el niño ideal y por supuesto, el protagonista: Charlie, adornado con múltiples virtudes, discreto, cariñoso, solidario, encantador y, a diferencia de los otros chicos, pobre de solemnidad.
De la mano del Sr. Wonka recorren todas las dependencias de una fantástica y monumental fábrica subterránea donde los vicios de los chicos provocarán su progresiva eliminación del relato, excepto Charlie quien, en compañía de su abuelo sale indemne de la fábrica con la promesa de regir los destinos de la misma cuando muera el Sr. Wonka, acabando de este modo con las penurias económicas de toda la familia.
La narración mantiene un ritmo tan vertiginoso que hace que sea uno de los libros de Dahl más aceptado y reconocido por sus lectores infantiles. Salvando las distancias y sin animo de establecer comparación alguna, recuerda, por lo insólito y onírico de la aventura, al cuento de Lewis Caroll "Alicia en el país de las maravillas".
Dahl escribió una segunda parte titulada "Charlie y el gran ascensor de cristal"
La aventura es vivida por cinco niños que representan algunos de los estereotipos infantiles más comunes: el goloso (un niño obeso que solo vive para comer), el caprichoso (una niña cuyos padres le conceden todo aquello que se se le antoja) , el alienado (un chico obsesionado con la televisión), la maniática (una niña cuyo objetivo en la vida es batir el record de mascar chicle) y por último el niño ideal y por supuesto, el protagonista: Charlie, adornado con múltiples virtudes, discreto, cariñoso, solidario, encantador y, a diferencia de los otros chicos, pobre de solemnidad.
De la mano del Sr. Wonka recorren todas las dependencias de una fantástica y monumental fábrica subterránea donde los vicios de los chicos provocarán su progresiva eliminación del relato, excepto Charlie quien, en compañía de su abuelo sale indemne de la fábrica con la promesa de regir los destinos de la misma cuando muera el Sr. Wonka, acabando de este modo con las penurias económicas de toda la familia.
La narración mantiene un ritmo tan vertiginoso que hace que sea uno de los libros de Dahl más aceptado y reconocido por sus lectores infantiles. Salvando las distancias y sin animo de establecer comparación alguna, recuerda, por lo insólito y onírico de la aventura, al cuento de Lewis Caroll "Alicia en el país de las maravillas".
Dahl escribió una segunda parte titulada "Charlie y el gran ascensor de cristal"
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3 comentarios:
Hola Jaime:
Qué regalo tan bueno nos han dejado los Reyes Magos en Babia.
Es genial. Y además te diré que no sabía que tiene segunda parte. Me releeré la primera y leeré la segunda. Muchas gracias por todo eso.
¡Han venido los Reyes Magos!
Babia es increíble.
Pues no me lo descargo porque lo tengo en la librería hace años esperando a ser leído, aaggg esas pilas de libros tanto en papel como digitales que me esperan...
Desde que vi la peli de Tim Burton le tengo ganas al original. ¿Hace honor la peli al libro?
Tim Burton hace una colorida y fiel adaptacion del libro. Chocolate, gominolas y muchos Umpa Lumpas, llenan la pantalla a ritmo de divertidas canciones.
Saludos.
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