Creo saber de quién es este bosque
el dueño vive en el pueblo, sin embargo;
no va a enterarse de que me detuve aquí
el dueño vive en el pueblo, sin embargo;
no va a enterarse de que me detuve aquí
a mirar su bosque lleno de nieve.
Mi caballito debe creer que es raro
parar sin que haya una granja cerca,
entre el bosque y el lago congelado,
la noche más oscura del año;
hace sonar el arnés al sacudirse
para preguntar si hubo algún error.
El otro único sonido que hay es el barrer
del viento suave y los copos como plumas.
El bosque es encantador, oscuro y profundo,
pero yo tengo promesas que cumplir,
y kilómetros por recorrer antes de dormir,
y kilómetros por recorrer antes de dormir.
Mi caballito debe creer que es raro
parar sin que haya una granja cerca,
entre el bosque y el lago congelado,
la noche más oscura del año;
hace sonar el arnés al sacudirse
para preguntar si hubo algún error.
El otro único sonido que hay es el barrer
del viento suave y los copos como plumas.
El bosque es encantador, oscuro y profundo,
pero yo tengo promesas que cumplir,
y kilómetros por recorrer antes de dormir,
y kilómetros por recorrer antes de dormir.
Robert Frost
Sin duda Robert Frost me conmueve como ningún otro poeta norteamericano lo ha hecho por su ternura.
ResponderEliminarGracias por subir estos versos.
Robert Frost, quien cura almas gracias a sus verdades entre los bosques.
Maravillosas palabras que describen muy bien el detenimiento, la observación y la sutileza de lo que nos rodea. No hay prisas con Frost.
ResponderEliminarHay belleza y regocijo.
Un abrazo Quimey.