11.7.10

Tristeza

Te he dejado a tí tristeza,
largos silencios donde no sabias donde sentarte.
Incómoda ante mí imagen devastada y gris,
no supiste consolarme.
Rompiste un quejido de cristal
para llamar mi atención,
pero no lo escuché.
Tal vez por que me hallaba
en lo mas hondo de mis desgracias, y tú,
joven caprichosa,
deseabas que una de mis manos te acariciara.
Te fuiste encongiendo en mi pañuelo,
bebiéndote mis lágrimas,
y arrugada y vieja
te fuiste muriendo escuchando un llanto.
Mí llanto.


1 comentario:

  1. Muy valiente, Jaime.
    Como siempre, extraordinario poema.
    Gracias por compartir tus versos.
    Un abrazo desde la distancia.
    Tu amiga.

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